viernes, 19 de febrero de 2016

INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN


Actualmente la madre y el padre juegan un papel activo en el desarrollo cognoscitivo y socio-emocional de sus hijos; el padre es visto como el agente socializador, como el ejemplo a seguir por sus hijos.

En los últimos años se ha detectado en los niños de preescolar, a nivel general, la prevalencia de comportamientos o conductas, que tienen que ver con deficiencias en el desarrollo o con dificultades en su aprendizaje, que en la mayoría de los casos obedecen a incorrectos estilos de crianza por parte de madres, padres, o cuidadores. Se logró identificar tres estilos de crianza: autoritaria, permisiva y autoritativa (Papalia, Wendkos, Feldman, 2009).Estos estilos de crianza se formaron en base a dos importantes aspectos.  El primero se refiere a la forma y el grado en que los padres responden a las necesidades del niño; el segundo está relacionado con el comportamiento maduro y responsable que los padres esperan de él. La deficiente estructura familiar, su disfuncionalidad e interacciones débiles de padres  y madres con sus hijos, la falta de hábitos y rutinas, entre otras, generan en las niñas y los niños desajustes psicológicos y afectación en las funciones ejecutivas (planeación, atención, organización y ejecución), produciendo consigo bajos desempeños académicos, sociales y emocionales..

Por lo anterior se puede suponer que los estilos de crianza que existen entre las familias juegan un papel importante en el desarrollo de las funciones ejecutivas  en los niños y niñas, ya que de la forma de actuar y educar de los padres aprenden comportamientos que les pueden beneficiar o perjudicar en su desarrollo integral y en especial el desempeño escolar.

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